Algunos no se han visto muy alterados por la situación; sin embargo otros son más propensos angustiarse, a mostrarse más irritables, a tener pesadillas y a no dormirse con facilidad. Pero también se vive de forma diferente por parte de los padres y madres y no digamos por las personas mayores que están viviendo con la familia. Para todos ellos se abre un tiempo de incertidumbre, de temores por la salud de la familia, preocupaciones por los riesgos que atenazan a los puestos de trabajo y ansiedad ante las noticias del impacto de la pandemia en España, los países circundantes y el mundo entero. Las dificultades que se experimentan en la familia disparan las emociones negativas y hacen más patentes los problemas que venía arrastrando la pareja y las relaciones con los hijos e hijas. Todo ello puede incrementar el nivel de estrés familiar y hacer surgir o exacerbar los conflictos familiares por la convivencia forzada durante todo el día en un espacio confinado.
¿Cuáles son esas condiciones necesarias que las instituciones públicas deben ofrecer y garantizar para favorecer el ejercicio positivo de la parentalidad? Las políticas de infancia y familia así como los marcos jurídicos en los que se enmarcan deben proveer los medios necesarios para que todas las familias, en su diversidad, puedan llevar a cabo su función educativa y de cuidado satisfactoriamente. No vale poner “puertas al campo” y trazar líneas rojas que arbitrariamente delimiten lo que “es” o “no es” una familia. Si algo caracteriza a la familia actual es la explosión de formas y variedades de convivencia que presenta, lo cual conlleva necesidades más complejas de apoyo que requieren su satisfacción.
Entre las condiciones que las políticas públicas de familia deben proporcionar es darle “un buen comienzo al bebé” asegurando la ampliación y flexibilidad de los permisos tanto de la madre como del padre para que puedan recibirle como se merece y crearle un entorno afectivo seguro y estable. Además, las figuras parentales deben tener tiempo para organizar “el equipo parental” que va a estar a su cuidado de modo que, en los siguientes meses, puedan organizar la ayuda adicional, sobre todo en los casos de madres y padres criando solos, o aquellos con presencia de ex cónyuges o abuelos, para que colabore en la tarea. Será también una necesidad más adelante que la familia cuente con plazas públicas de educación infantil para contribuir a la conciliación entre la vida familiar y laboral en ambas figuras parentales. Además se deben redoblar los esfuerzos para que las empresas e instituciones empleadoras faciliten dicha conciliación como parte de su responsabilidad social corporativa.
Además, te dejamos el enlace a la página de la Cruz Roja, donde encontrarás una guía de actividades y manejo de la situación del confinamiento. Porque sabemos que estos momentos son muy duros y que el confinamiento puede generar un gran estrés tanto parental como en los hijos e hijas, por ello, las recomendaciones y actividades que aquí les presentamos pueden fomentar un espacio para el disfrute familiar y para el aprendizaje.
Esperamos que en estos días festivos puedan crear un ambiente basado en las ideas de la parentalidad positiva, en la que creamos espacios para compartir momentos de calidad con los hijos e hijas. Que las cenas en familia estén llenas de cariño y risas. Unos días para compartir y disfrutar.
El cuerpo humano está dotado de señales biológicas muy potentes que dan cuenta de sus necesidades más inmediatas para la supervivencia. Algunas de estas señales nos informan de la necesidad de alimentarnos (sensación de hambre), pero también de cuando ya no es necesario más ingesta (sensación de saciedad); igualmente el dolor, el cansancio, el sueño, y las emociones son señales muy valiosas que nos permiten reaccionar con respuestas apropiadas como comer, dejar de comer, aliviar el dolor, descansar, dormir y regular nuestras emociones. Tomar las decisiones apropiadas que pongan en marcha estas respuestas nos va a permitir restablecer el equilibrio de nuestro organismo.
Pues como reza en el resumen han sido días, semanas e incluso meses los que quizás habéis permanecido día a día en la Unidad de Neonatología al lado de vuestro bebé. Habéis ido haciendo frente a cada circunstancia en relación con su salud, a cada incertidumbre y temor ante nuevas pruebas y resultados, a cada progreso que conseguía, así como a los retrocesos que también se daban. Son muchas las emociones vividas (tristeza, miedo, ira, dolor, esperanza, alegría, confusión, etc.), mucha la información recibida. Sabéis para qué sirve cada máquina, cada cable, cada prueba realizada, así como las funciones de cada uno de los profesionales que tratan y han tratado a vuestro pequeño. Pero sobre todo, habéis adquirido muchas habilidades para atenderle y cuidarle, consiguiendo ser verdaderos profesionales y expertos en las necesidades y cuidados de bebés prematuros. Poco a poco su peso ha aumentado, sus constantes vitales (temperatura, respiración) son estables y, aunque sigue siendo una criaturita frágil y pequeña, sus ritmos de crecimiento y alimentación son adecuados. Es normal que mostréis ansiedad y respeto ante el hecho de dejar la Unidad Neonatal y a sus profesionales para llevaros a vuestro bebé a casa.
A lo largo de estas páginas encontraréis información y testimonios sobre aquellos temas que más preguntas y dudas generan a padres y madres que pasan por vuestra misma situación, abarcando desde los momentos iniciales ante el alta hospitalaria hasta cuestiones que tienen que ver con el desarrollo de vuestro hijo o hija en los próximos años (resumen sacado de la propia guía).