Para observar los cambios en los participantes se contó con una serie de instrumentos de evaluación, que mostraban la capacidad de los contenidos del programa para conseguir que los padres y madres tomaran conciencia de Internet como un espacio para el apoyo social; además, se planteaba una autoevaluación día a día de su propia capacidad para la asunción de un rol positivo y la satisfacción personal, por medio del instrumento que hemos denominado Emocionómetro. Los principales resultados muestran que los padres y madres que participaron en el programa observaban cambios en la concepción de que Internet puede ser una fuente de apoyo, en la posibilidad de intercambiar opiniones con otros padres, en las habilidades parentales para resolver problemas y en el apoyo emocional. Además, se observaron cambios positivos en la autoeficacia parental, al incrementar su satisfacción y la capacidad para asumir las responsabilidades del ejercicio del rol parental. Aquellos participantes que reportaron cambios mas positivos son los que más habían participado en los foros, usaban el diario que se ofrece en los módulos y se comprometían a realizar cambios en su tarea educativa, lo cual redundó a su vez en una mayor satisfacción con el programa. Para concluir, el estudio llevado a cabo mostró que el programa Educar en Positivo es eficaz, al ofrecer un programa estructurado breve y que permite cambios positivos en los participantes, sobre todo si se muestran activos y toman parte en aquellas actividades que se les ofrecen.
No obstante, pude ocurrir que nuestros hijos/as experimenten el “síndrome postvacacional”. Esto significa que durante la primera semana de incorporación a las aulas pueden experimentar una serie de alteraciones producidas por el estrés de esta vuelta, como puede ser cansancio, apatía, tristeza, irritabilidad y/o falta de atención. Cuando sucede esto, ¿qué podemos hacer los padres y madres para ayudar a nuestros hijos/as a superar este síndrome? Te presentamos una serie de consejos para facilitar la vuelta al colegio de una manera positiva.
Mostrarse afectivos y cálidos con los hijos e hijas responde a la necesidad infantil de establecer lazos seguros y confiables con sus cuidadores. Esta necesidad se inscribe dentro del sistema de apego según el cual el niño pre-verbal viene primado biológicamente para atraer por medio de miradas, llantos, sonrisas, grititos, balbuceos, o gestos la atención de los adultos desde muy temprano. Mediante esas señales de atención el bebé “comunica” la presencia de una necesidad: hambre, sueño, estimulación, compañía, actividad física, cuya satisfacción resulta clave para su supervivencia. El sistema biológico del bebé requiere contar con adultos cooperativos que interpreten bien sus señales y le respondan adecuadamente y de modo rápido para satisfacer esa necesidad. De ello depende que el bebé logre un vinculo emocional seguro y estable que le permita poco a poco establecer una base segura desde la que explorar y lanzarse al entorno. Esta base segura en el afecto de sus cuidadores es un factor protector de primer orden para el desarrollo de una buena salud mental y capacidades sociales para tratar con las personas. Por eso, investigaciones actuales señalan que el cerebro de la madre e incluso del padre, se equipan también convenientemente para estar a tono con la situación, activando áreas cerebrales relacionadas con la empatía hacia los demás y la percepción y respuesta rápida ante el llanto como formas de asegurar esa respuesta tan necesaria para la supervivencia y el desarrollo sano del bebé. En los casos en que no se produce este tipo de respuesta del cuidador por problemas de depresión u otra patología severa, toxicomanía, abandono o negligencia, maltrato físico o sexual se quiebra el buen funcionamiento del sistema de apego y aparecen consecuencias muy negativas sobre el desarrollo infantil.
Escuchamos con preocupación a los expertos que señalan que la mayor parte de los comportamientos arriesgados que se producen a estas edades se llevan a cabo en presencia de amigos o compañeros. Las chicas no le van a la zaga ya que en la actualidad practican comportamientos de riesgo tan a menudo como los chicos. Nuestra respuesta puede ser la de restringir esas malas amistades o incluso prohibir que nos las traigan a casa. De este modo nos aseguraremos de que nos guarden rencor y nos engañen en cuanto que puedan. O, por el contrario, podemos optar por resignarnos y cruzar los dedos para que no les pase nada y desear que nuestros hijos e hijas se acaben alejando de estas supuestas amistades. Pero claro, esta decisión puede conllevar a la larga que se queden solos, fuera de los círculos de amistad y que ya nadie cuente con ellos. Ninguna decisión parece pues que tenga consecuencias deseables.
Te presentamos un post elaborado por Vilma Medina, Directora de 'Guíainfantil.com' que reflexiona sobre los problemas que pueden suceder cuando nuestro hijo o hija va a empezar en el colegio por primera vez. Dentro de este post encontraras un cuento en un vídeo YouTube, llamado "Emma va al Colegio" de la escritora y cuentacuentos Beatriz Montero que nos narra la experiencia de la pequeña Emma y sus primeros días en el cole.
Desde el Servicio Municipal de Familia e Infancia y el Equipo de Tratamiento Familiar de la Delegación de Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Algeciras realizamos el trabajo de diagnóstico y control y, tratamiento de familias con menores con el objetivo primero de detectarlos, y luego, promover las decisiones necesarias para poner fin drástico a una realidad que agrede a los menores o bien, intervenir sobre aquellos aspectos que se pueden modificar y permitan garantizar un entorno que cuide de las necesidades de estos menores en cuestión, por el elevado riesgo con el que conviven.